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viernes, 9 de febrero de 2018

La importancia de la amistad en la infancia.




La amistad tiene un papel fundamental a lo largo de nuestra vida, y es motivo de alegrías y de tristezas.
Un estudio reciente de la  Universidad de Harvard, señala que   pasar tiempo de calidad con la familia y los amigos es el único camino hacia la felicidad. Hacerlo es relacionarse de manera emocional y social con otra gente, y eso repercute de manera directa en la salud mental. También aporta las competencias necesarias a la hora de enfrentarse al día a día.
Durante la infancia, los niños aprenden a desarrollarse como seres humanos libres y competentes. “Es en este espacio donde se puede fomentar el respeto a uno mismo y a las personas con las que pasamos tiempo, convivimos y nos relacionamos.
 “La amistad es uno de los aspectos más importantes en la vida; en la infancia el niño genera habilidades de gran valor, su comportamiento, solidaridad y respeto generalmente se fortalece con la amistad. Respetar y aceptar la personalidad y las costumbres de los demás, así como solidarizarse acerca del dolor o el sufrimiento son algunas de las cualidades que se aprenden al tener amigos”, dijo la orientadora Dorelys Cortes.


Los niños aprenden a valorar la amistad desde muy pequeños, ya que poco a poco se van dando cuenta lo que significa tener un buen amigo y, por lo tanto, ser un buen amigo. En esta etapa de la vida los niños suelen ser muy volátiles, un día tienen un mejor amigo y al día siguiente se enfadan con él, todo es parte de un proceso de aprendizaje.


Beneficios de la amistad en la infancia


  •    Seguir normas, también pueden imponerlas y formar parte del grupo.
  •    Aprenden a relacionarse. Los niños desarrollan habilidades sociales y de comunicación con los demás.
  •   Aprenden a negociar.
  •   Manejan valores complejos como la justicia, poco a poco se van dando cuenta de lo que es y deja de ser justo con los demás.
  •   Resolución de problemas. 


  
 Estos vínculos son vitales a la hora de intervenir en el proceso de madurez de una persona. “La escuela es un contexto donde los niños aprenden a relacionarse con los demás, especialmente con sus iguales, a conocer sus límites y los de sus compañeros, y a regular su comportamiento en función del que tiene el otro. Con su grupo de amigos adquieren la noción de semejanza y diferencia”.

En este sentido, la amistad tiene un papel pedagógico destacado, porque proporciona un contexto diferente del de la familia y la escuela. “Se establece una relación entre iguales con los que el niño experimenta, interactúa, compara, descubre... sin adultos de por medio. Con todo, es necesario que el entorno familiar y escolar les facilite herramientas y habilidades para gestionarlas”

Aun así, no es este el único lugar en el que los niños pueden establecer vínculos. “Los pequeños hacen amigos con más facilidad que los adultos en cualquier lugar en el que interactúan. Sin embargo, en las escuelas se fortalecen estos lazos, tanto en las horas lectivas como en el tiempo de recreo.


En el recreo un gran lugar de aprendizaje.
Una de las autoras del estudio Una pedagogía de la amistad, Caron Carter, asegura que los niños establecen relaciones de amistad a través del juego. Los pequeños comienzan a establecer relaciones con sus semejantes, con el mundo, consigo mismos... Cuando son menores, por lo general, están más inmersos en sí mismos, aunque interaccionen con otros niños, pero a partir de los 4 o 5 años comienzan a hacerlo de manera diferente, y surgen las primeras uniones”.
Con las amistades infantiles, se ponen en práctica las primeras habilidades sociales. “Jugar implica comunicarse, cooperar y resolver problemas. Los niños aprenden a controlar sus emociones y a tener en cuenta las de los otros. Estas actividades también los preparan para negociar y enfrentarse a situaciones diversas”. “El juego les enseña a respetar los turnos, a trabajar en equipo y a ser tolerantes”,  el juego  debe regirse por las reglas de los niños y no de los adultos, para que los menores asuman riesgos y desafíos.


Las peleas entre niños importan
En ocasiones los adultos restan importancia a las relaciones de amistad entre los niños, y no son capaces de imaginar el efecto emocional que una pelea supone para ellos. “Normalmente, pensamos que son tonterías, pero para ellos son un problema. Y eso se percibe en el aula; si están pensando en la pelea que han tenido, estarán preocupados y no podrán concentrarse”. La clave está en darles la oportunidad de contar cómo se sienten en todo momento.
Recordemos que el aula debes ser un lugar donde los niños se sientan protegidos y se viva el respeto entre iguale (respeto mutuo).
Los mayores problemas de rendimiento los generan los problemas emocionales. Si el niño está mal, no tendrá capacidad para concentrarse, ni motivarse, y mucho menos integrar la información que de otra forma quizá incluso le interesaría”. El cerebro del niño necesita por tanto caudales de amistad.

Con el tiempo los niños eligen sus amistades según su personalidad; hay niños que eligen a sus amigos si les complementan, por ejemplo, cuando un niño inquieto busca al niño más tranquilo de la clase, o, por lo contrario, cuando escogen a sus amigos si comparten gustos o si sienten una mayor afinidad con ellos.

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martes, 12 de septiembre de 2017

¡Mi hijo muerde! ¿Qué hago?


Entre 1 y 3 años es algo común que los niños muerdan. Los niños usan su boca para explorar (etapa oral), aprender y hasta relacionarse. Con la dentición muchas veces necesitan calmar sus encías. En esta edad, carecen de autodominio y se guían más por el impulso.

 La mayoría de los niños que muerden carecen de habilidades lingüísticas y usan el morder como una forma de conseguir algo (un juguete, una galleta, etc.). 

Además, ocurre con frecuencia cuando están frustrados, o ante cambios importantes: cambio de centro educativo, nacimiento de un hermanito y otros. Hasta por imitación muerden los niños.

Se recomienda observar, anticipar, intervenir desde el respeto; así NO, suave, con amor. En ocasiones funciona muy bien mostrar el algodón y una piedra. Suave y duro. Vamos a dar AMOR, morder no. Se puede fomentar la reparación del vínculo (ayudar a curar al amigo, compartir merienda, darle un abrazo, etc...). Acá no se trata de prohibir, se trata de canalizar la acción y reemplazarla.

Nunca debemos responder con la misma acción: morder a un niño que muerde es un gran error. Cuando son muy pequeños no pueden relacionar el dolor que sienten con el que causan cuando muerden a los demás.

¿Qué hago?
  • Piensa en cuándo y por qué tu hijo muerde
¿Es cuando juega con otros niños o cuando otro niño le agarra un juguete? ¿Sucede cuando otros niños lo agobian? ¿Intenta morderte cuando estás amamantando al nuevo bebé?

  • Vigila de cerca a tu hijo
Señales de alarma, como llorar, patear y lanzarse hacia alguien a menudo son precursores de un mordisco. Si tu hijo ha estado mordiendo a otros niños, obsérvalo e intervén antes de que lo vuelva a hacer.
  • Cambia su atención a otra cosa
Si ves que las emociones de tu hijo están subiendo de nivel y te preocupa que suelte una mordida, llama su atención a otra actividad como bailar, pintar o jugar algo.
  • Detenlo antes de que muerda de nuevo
 Si tu hijo está listo para morder de nuevo, llevatelo a otro lugar y de forma calmada puedes decirle algo como “No puedo dejar que hagas daño a Mercedes”, o “No, no tengo ganas de que te acerques más a mí con tus dientes”, mientras le sujetas firmemente y con suavidad la frente.

Desmitifica el acto de morder
Habla acerca de morder o juega a algo sencillo para abordar el tema. Pide al niño  que nombre algunos alimentos que le guste morder o nombra objetos cotidianos (un queque,  una mesa, un perro, un plátano) y pregúntale si está bien morder cada uno de ellos. 
Poco a poco, puedes decir cosas más disparatadas (un auto, la aspiradora, los zapatos) para que los dos se diviertan.
Es útil también, hablar de que se muerden las manzanas, las papas, etc... Pero "no mordemos a las personas, los dientes son para morder los alimentos, no personas".

Alexia y Natalia


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jueves, 1 de junio de 2017

Abuso sexual. ¡Alto a la violencia infantil!




El abuso sexual es otra de las formas de violencia infantil. Algo que lamentablemente viven muchos niños y niñas en todas las esferas sociales.

Los niños son responsabilidad y compromiso de todos. Nuestra gran misión es PREVENIR.

Recomendaciones de prevención:

Las reuniones familiares una vez a la semana: decirse cumplidos o darse agradecimientos. Planear actividades familiares, buscar juntos soluciones a una situación determinada, compartir un postre o algo especial.  Eso creará un lazo de confianza y unión familiar fundamental en la vida.

Pasar tiempo juntos, tiempo especial: crear vínculo entre padre e hijo o madre e hijo (a). Esto ayudará al niño a sentirse valioso y perteneciente. 


La recomendación es: 
-de 2 a 6 años: 10 minutos al día
-de 7 a 12 años: 30 minutos por semana
-de 13 años en adelante: una vez al mes hacer algo juntos. 

¡La cita es fija!


Supervisar las pantallas de nuestros hijos: redes sociales, celulares, videojuegos, tablets, chats. Paralelo a esto brindar acompañamiento, supervisión y establecer límites.


Es fundamental leer cuentos y compartir historias sobre la confianza:

¿?
-Qué significa la confianza
-Qué es confiar. 
-En quién confiar. 
-Qué es un secreto. Hablar de los secretos. 
-Con quién puedo tener secretos.  
-Cuáles son los secretos que podemos guardar.  

Es necesario que los niños poco a poco vayan aprendiendo que a mamá o a papá le puedo contar todos secretos siempre.  





"Contarle a mis padres, cuándo alguien me pide guardar algún secreto es importante".









Trabajar con muñecos y/o imágenes para entender entre las partes del cuerpo públicas, como los brazos, piernas, manos, cabeza, y las partes del cuerpo privadas, que no comparto con nadie, solo con mi mamá, papá o esa persona a cargo del niño.   

Lo que se tapa con el vestido de baño ¡nadie lo debe tocar, ni mirar!, es mío y me pertenece, solo lo puede mirar mi mamá o persona encargada del cuido del niño.


Creer en el niño es fundamental. El amor a los hijos debe ser incondicional. "Te amo en todo momento, a pesar de todo". "Aunque tengás una baja calificación te amo". "Siempre voy a creer lo que me digás". 
Esto es fundamental para un niño, saber que es amado en forma incondicional y que confían en él. Es necesario en forma frecuente decirle al niño: "Siempre voy a creer lo que me digás, confío plenamente en vos".
  
Tener claridad de cuáles personas pueden estar cerca de nuestros hijos y cuidarlos, los hijos son nuestro tesoro más grande y cómo tal deben de protegerse y cuidarse. Siempre debe haber un adulto responsable (y de plena confianza de sus padres) a cargo del niño en todo momento. No se trata de sobreproteger, se trata de proteger.

Existen cuentos infantiles por edades valiosos para abordar estos temas con los niños, incluso vienen por edad. Pero más que los cuentos, se necesita conexión, vínculo, respeto mutuo, confianza y amor incondicional.


Palabras claves en la prevención del abuso sexual: 
vínculo, 
confianza, 
protección, 
supervisión, 
acompañamiento, 
tiempo especial, 
reuniones familiares


Natalia Calderón Astorga.
Mamá y abuelita. 

Neuropsicopedagoga.
Entrenadora Disciplina Positiva.
Asesora Crianza Respetuosa.

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miércoles, 17 de mayo de 2017

Dejando el pañal sin lágrimas.


El pañal se empieza a eliminar en los niños y niñas alrededor de los 2 años que es cuando se supone que están neurológicamente listos. Sin embargo, cada niño es único y diferente y por tanto no podemos, ni debemos forzar este proceso. No hay una edad específica, ni es una carrera contra el tiempo, o contra el vecino. 


Los niños nos darán algunas señales que debemos aprender a identificar: - Pronuncian algunas palabras.
- Suben y bajan escaleras.- Muestra que ha alcanzado alguna habilidad manual.- Se concentra en un juego (algún tiempo).- Comprende y sigue instrucciones sencillas. Señalar partes del cuerpo, mirar cuando lo llamamos por su nombre.- Le molesta tener o andar con el pañal sucio o mojado. Si cumple con estas señales podríamos pensar que ha alcanzado una buena coordinación visomotora (propia a su edad), y su sistema nervioso ha madurado para el proceso.


Debe tener un lugar que sea agradable.
Con juegos, canciones, libros de cuentos y de pintar (colorear). Será una zona de agrado y no de miedo para el niño


Primero se entrena para dejarlo en el día y luego en la noche. Lo más recomendable es llevar al niño al inodoro cada cierto tiempo para invitarle a usarlo. Se visita esa zona (lugar o rincón), con más frecuencia al inicio y luego se distancian más los tiempos. Por ejemplo, se empieza cada media hora como un juego.


No se recomiendan premios cuando el niño logra hacerlo, pues lo importante es valorar este logro. 
A los niños no debemos estar elogiándoles. Lo que debemos hacer es ANIMARLOS, pues los niños y jóvenes que se elogian por todos los eventos se hacen dependientes de los elogios ajenos y no ven el esfuerzo como algo personal.  

Anime a su hijo con frases como: "Te amo", "observa que bien lo hiciste", "tú logras lo que te propones", "hiciste tu mejor esfuerzo", la clave está en ANIMAR y no en elogiar.

Desde la Disciplina Positiva usamos “animar” a los niños y jóvenes  y no los elogios. Además, es básico que el niño jamás reciba “castigo” alguno por no lograr la meta, o hacer sentir al niño culpable por no avisar. Frases como: "me hubieses avisado", "nada te cuesta avisar", "ya estás muy grande", "ya tu primito lo logra y tú no", "no te vas a ganar el premio", solo lograrán hacer sentir al niño culpable de la situación. 

Lo principal es que los padres o cuidadores demuestren lo feliz que se sienten al ver al niño lograr usar el baño. Pero no usar ni premios, ni consecuencias que finalmente son castigos disfrazados.  No podemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños que tenemos que darles un premio por cada acción que logran, para su propio bienestar. 

Los niños aprenden lo que ven.
Se recomienda usar la imitación de la conducta como ver al papá o a la mamá, pues poco a poco los niños aprenderán a imitarlos.
 Este hermoso proceso se puede comparar con enseñar a nadar, es poco a poco que vamos quitando los flotadores y jamás podemos “asustar o regañar al niño”, pues se pierde lo ganado. 

Algunos aprenden más rápido que otros. Pero si la experiencia se convierte en algo negativo con gritos, regaños, castigos, sentimientos de culpa, es muy probable que se afecte la autoestima del niño, retroceda en el camino, sienta temor al enfrentar cosas nuevas y carezca de seguridad; de esa seguridad que sólo un apego sano les permite tener.


 Recordar que tendrá accidentes.
Pero esto es un ensayo para la vida, con días muy buenos y otros no tan buenos, lo importante es sentir el apoyo, la comprensión de sus padres en todo momento.

Natalia



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viernes, 5 de mayo de 2017

El juego infantil.


"El juego es por excelencia 
el medio de conexión emocional con los niños".
Natalia Calderón.


El trabajo más importante de todo niño es el juego, para su aprendizaje y desarrollo en todas las áreas.

El juego es cualquier tipo de actividad que aprendemos por puro placer, sin ninguna preocupación por el resultado final. En el caso de los niños y niñas adquiere una  importancia vital ya que mediante el juego crecen física, espiritual e intelectualmente.  

Con el juego el niño pone en marcha los mecanismos de su imaginación, expresa su manera de ver el mundo que le rodea, de transformarlo, desarrolla su creatividad y le da la posibilidad de abrirse a los demás.

El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y presenta una importante repercusión en el aprendizaje académico. Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender bien nuevas habilidades, conceptos y experiencias. 

El juego puede ayudar a los niños a desarrollar el conocimiento que necesitan para conectarse de manera significativa con los desafíos que encuentran en la escuela. Contribuye al modo en que los niños se ven a sí mismos. Mientras juegan, resuelven problemas confusos y perturbadores de índole social, emocional e intelectual. Encuentran nuevas soluciones e ideas y experimentan el sentido de poder que surge de tener el control y de imaginar cosas por sí solos (algo que los niños suelen no lograr en la vida real). 


Esto los ayuda a desarrollar una actitud positiva hacia el aprendizaje: descubrir cómo funcionan algunos problemas interesantes y a resolverlos de manera creativa. Tiene un gran poder socializador pues ayuda al niño a salir de sí mismo, a respetar las reglas que hacen posible una convivencia pacífica, a compartir y a cuidar su entorno. 

Los cambios en la infancia que han ocurrido en los últimos años debilitan paulatinamente la calidad de juego de muchos niños. En la escuela se ha reducido el "tiempo para jugar" ya que se da más importancia a la enseñanza básica a edades cada vez más tempranas. 

Los niños y sus padres  tienen vidas muy ocupadas, por lo cual tienen menos tiempo libre para jugar fuera de la escuela. Por motivos económicos y de seguridad, la cultura de juego en el barrio que existía, ahora es algo del pasado, debido a que los niños no tienen la libertad que se tenía años atrás para jugar en el barrio.

Actualmente cuando los niños tienen tiempo para jugar, generalmente ven televisión (un promedio de cuatro horas por día), sin mencionar el tiempo adicional que gastan viendo cintas de video o juegos de video.  

De todos los factores que afectan  el juego, pocos han tenido un impacto tan inquietante como los cambios que han sufrido los juguetes en la última década.

Así mismo, el juego individual de cada niño  evoluciona y cambia a medida que el niño madura y adquiere experiencia y destreza. Varía entre los niños de acuerdo a la edad, las experiencias, el ambiente familiar y la disposición individual.

Natalia Calderón


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lunes, 24 de abril de 2017

Trastornos del Aprendizaje en los niños, ¿cómo identificarlos?



Se define como un “desorden en uno o más de los procesos psicológicos básicos involucrados en la comprensión o uso del lenguaje, hablado o escrito, que puede manifestarse en una habilidad imperfecta para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o hacer cálculos matemáticos”.


Las dificultades del aprendizaje afectan a 1 de cada 10 niños en la edad escolar. Estos problemas los podemos detectar a partir de los 5 años de edad; afectan directamente el rendimiento académico y las relaciones interpersonales de los hijos e hijas.
Cada niño se desarrolla de acuerdo con su herencia personal y a su propio ritmo. Pero debemos estar atentos para reconocer aquellas conductas que llaman nuestra atención, según la edad. 
Un niño o niña con problemas de aprendizaje tiene un nivel normal de inteligencia.  Su dificultad está en captar, dominar y procesar las tareas e información y posteriormente en desarrollarlas. Un niño con dificultades no puede rendir igual que los demás, aunque su nivel de inteligencia sea el mismo.




¿Cómo detectarlos?
  • Dificultad para entender y seguir tareas e instrucciones.
  • Problemas para recordar lo que le alguien le acaba de decir.
  • Dificultad para dominar las destrezas básicas de lectura, deletreo, escritura y/o matemática; razón por la cual se le dificulta la parte académica.
  • Dificultad para distinguir la derecha de la izquierda.
  • Falta de coordinación al caminar, en los deportes, en actividades sencillas como amarrarse los cordones, agarrar el lápiz.
  • Facilidad para perder materiales.
  • Dificultades temporales: antes, después, ayer, hoy.
  • Tendencia a la irritabilidad.


Niños (as) entre 1 y 2 años:
Se acerca demasiado los objetos a su vista.
No escucha cuando lo llamamos si estamos de espaldas, o debemos repetirle muchas veces las cosas.
Vocabulario reducido, aumento lenguaje gestual.
No logra formar frases de 2 palabras.
No comprende órdenes sencillas.

 
Niños (as) entre 2 y 3 años:
Falta de equilibrio.
Juegos monótonos y repetitivos.
No intenta expresarse mediante el garabato.
Escasa motricidad fina.
Poco vocabulario.

Niños (as) entre 4 y 5 años:

Al finalizar los 5 años aún no tiene lateralidad definida.
Presenta dislalias (dificultades de articulación).
Imposibilidad de permanecer sentado, está en constante movimiento.
Problemas para relacionarse con sus pares.




Algunas características específicas:

Lectura:
El niño se acerca mucho al libro, señala, sustituye, omite o invierte palabras.  Poca o pobre comprensión oral.

Escritura:
Invierte y varía los grafemas o letras, no deja espacio entre las palabras, coge el lápiz con torpeza.

Matemáticas:
Invierte números, se le dificulta la hora, pobre comprensión y memoria de números. Dificultad para manejar el dinero (de acuerdo a su edad).

Atención:
Dificultades en atención y concentración.  Los problemas de atención y concentración no son una dificultad de aprendizaje, pero inciden directamente en el aprendizaje. Razón por la cual es importante tomar en cuenta.

Ante este tipo de situaciones lo mejor es acudir a una consulta profesional. En ocasiones con una intervención oportuna y a tiempo la situación se resuelve en un corto período.


Psp. Natalia Calderón Astorga.
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lunes, 17 de abril de 2017

Desarrollo tardío del lenguaje.



Los niños y niñas adquieren el desarrollo del lenguaje principalmente de su entorno social y familiar. Sin lugar a duda el lenguaje es de vital importancia, ya que es un puente de acceso a diversas e innumerables situaciones de aprendizaje.

Sin embargo, no todos los niños progresan de igual forma. Por lo tanto, podemos hablar de un “desarrollo tardío del lenguaje” cuando el niño(a) no está en disposición, a una edad determinada, de comprender y/o de expresarse por medio de palabras y de frases en relación con su edad cronológica. 
  

En estos niños y niñas la aparición del lenguaje es más tardía de lo habitual y se desarrolla lenta y desfasadamente con respecto a lo que cabe esperar en un niño(a) de su edad. Debe tenerse en cuenta que esta disfunción no tiene relación con la capacidad intelectual, ni con alteraciones motrices o sensoriales.

Es importante saber qué cosas son “esperables” y cuáles no en el desarrollo del habla y el lenguaje puede ayudar a entender si el niño presenta un desarrollo adecuado. Generalmente entre los 2 y 3 años, los padres suelen ser testigos de una gran explosión de vocabulario de sus hijos. El vocabulario debe aumentar a un ritmo en el que no se pueden contar las palabras y debe combinar, en forma cotidiana, tres o más palabras para formar oraciones. Así también notablemente se presentará un aumento en la comprensión.


¿En qué consiste la diferencia entre habla y lenguaje?

El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación (pronunciación), que es la manera en la que se forman las palabras. Cuando estamos frente a un “retraso del habla”, se refiere a una demora en la aparición de 6 a 10 meses con respecto a lo que se espera. 

El lenguaje es mucho más amplio y se toma en cuenta todo el sistema de expresión y de recepción de la información. Ya que consiste en comprender y ser comprendidos por medio de la comunicación verbal, no verbal y escrita. Cuando existe un retraso en la aparición de todos los niveles del lenguaje, que afecta sobre todo a la expresión. Aunque la comprensión, por lo general está menos afectada. 



¿Por qué sucede?

Los retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje, obedecen a muchas  causas. Algunos niños con retraso en el habla presentan problemas de motricidad en la boca, es decir, que se le dificulta usar la lengua, los labios y la mandíbula para emitir sonidos. Las dificultades auditivas también suelen estar relacionadas con los retrasos del habla. 

Los problemas de comunicación repercuten también en la relación: si las iniciativas lingüísticas del niño o de los padres no tienen una respuesta adaptada, pueden aparecer por ambas partes manifestaciones de frustración; en el niño(a) se puede notar inhibición, inestabilidad. 
El niño (a) hablará si su entorno se comunica con él, si observa los gestos, si comprende las palabras de la persona que le habla, y si puede hacer movimientos que induzcan a la palabra.

Es necesario comprender que el desarrollo del habla y del lenguaje va de la mano.  Por tanto un desarrollo tardío en el habla, tiene que ver cómo un niño está diciendo sus sonidos. Un retraso en el lenguaje es la dificultad en entender las palabras y su significado y además, una incapacidad de ponerlas juntas en frases. 










Es válido tomar en cuenta:

- Antes de los 6 meses: contacto visual, gestos, voltear la cabeza o llorar cuando se siente cansado, sonreír, reír.

- Entre 6 a 12 meses: balbuceos; logra unir varios sonidos del habla; reconoce la gente, responde a su nombre.

- Entre 12- 18 meses: es capaz de articular entre 10 a 50  o más palabras; seguir instrucciones simples, voltear páginas de un libro; responder a una pregunta señalando; agrupar los objetos en el juego (por ejemplo, todos los carros juntos).

- Entre 18- 24 meses: dos palabras puestas juntas (por ejemplo, “más agua”); nombrar y  mostrar partes del cuerpo; debería ser capaz de hacer (imitar) los sonidos de varios animales.

- Entre 24-36 meses: 50- 300 palabras o más; frases de 3 palabras; ser capaz de preguntar “por qué?”.  Además, el niño (a) debería ser capaz de comprender y utilizar algunas preposiciones.  Ejemplos de preposiciones: a, ante, bajo, con, de, en, entre, para, por… y otros más.

- Entre 3- 5 años: la mayor parte del lenguaje y de los sonidos deberían haber sido obtenidos en este punto.  A esta edad ya el niño (a) debería tener configurado su lenguaje de acuerdo con las normas gramaticales que caracterizan el lenguaje del adulto. 

Alexia Alfaro
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lunes, 3 de abril de 2017

Pasos para enseñar a estudiar a nuestros hijos


Las técnicas de estudio se sustentan sobre cuatro pilares fundamentales:
  •  La planificación del estudio.
  •  La concentración y los elementos que la favorecen.
  •  La comprensión de los contenidos a estudiar.
  •  Las herramientas o técnicas que se utilizan para procesar o fijar el aprendizaje. 
Con el desarrollo adecuado de estos cuatro pilares, constancia y práctica, verás cómo tus hijos aprovechan mejor sus horas de estudio y obtienen mejores resultados.

Enseñales a aprender en diez pasos. 

1. Crea un espacio adecuado al estudio.

2. Facilita su concentración. Evita distracciones a su alrededor, intenta que distribuya su estudio en periodos de 45 o 50 minutos, durante los cuales debe evitar las interrupciones al máximo.



3. Enséñale a planificarse. Por ejemplo, Google Calendar‎. De los 7 a los 12 años es bueno que dedique a estudio  entre una y dos horas al día entre semana; de los 13 a los 18 deberá aumentar su horario de estudio una hora al día. Deja que él mismo organice sus tareas.

4. Atención a los apuntes. Tomar apuntes exige una tarea de atención y síntesis que puede facilitar mucho a tu hijo el estudio. Enséñale a anotar las ideas principales que se traten en clase, así como los datos concretos que requieran memorización. Recuérdale que le será más fácil si incluye títulos y apartados o si utiliza sus propias abreviaturas.


5. Ayúdale a realizar una lectura comprensiva. Por mucho que relea un tema, no le servirá de nada si no lo entiende. Para que la lectura sea efectiva, debe comprender lo que se explica. Esto facilitará su aprendizaje. Si no entiende algún término, puede consultar enciclopedias online

6. Enséñale a subrayar. El subrayado puede ser muy útil a la hora de sintetizar ideas. Sin embargo, muchos estudiantes no lo hacen bien. Deben destacar solo las ideas más importantes. Si en un texto está prácticamente todo subrayado, este no servirá de nada.

7. Descúbrele herramientas como los esquemas o los mapas conceptuales. Son muy útiles a la hora de procesar la materia de estudio y ayudan a su comprensión y posterior memorización.

8. Anímale a realizar resúmenes. Es importante que sepa sintetizar y ordenar sus ideas, ya que esto le será muy útil a la hora de expresar lo aprendido en un examen.

9. Ayúdale a ejercitar su memoria.

10. Muéstrale cómo preparar un examen. Lo ideal es que pregunte al profesor de qué tipo será el examen y que no estudie a última hora. Si pone en práctica los pasos dados hasta ahora, seguro que le será mucho más fácil. Durante la prueba es esencial que lea las preguntas con tranquilidad y conteste primero a las más fáciles. Si tiene alguna duda, que pregunte al profesor.
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viernes, 17 de marzo de 2017

22 Alternativas a los Castigos



Muchos padres reconocen los efectos dañinos de los castigos físicos y verbales. Saben que gritar, abofetear, pegar y dar nalgadas enseña violencia, destruye la autoestima, crea enojo, interfiere con el aprendizaje y daña la relación entre los padres y los niños.

Pero saber qué no hacer, es sólo el primer paso; los padres se preguntan qué deben hacer en lugar de castigar. 


Desafortunadamente, la mayoría de los libros y artículos actuales de crianza recomiendan "alternativas", las cuales en realidad son castigos alternativos, como el tiempo fuera, negación de permisos y las llamadas "consecuencias lógicas o naturales".

Todos estos métodos tienen mucho en común con los castigos físicos, y transmiten los mismos mensajes: a los padres no les interesan las necesidades no satisfechas que ocasionan la conducta y que toman una injusta ventaja de su tamaño y poder sobre el niño. 

¡Hay pocas alegrías más grandes en la vida que permitir a nuestros niños enseñarnos lo que es el amor!

Más significativamente, estos actos le dicen al niño que alguien al que él ama y en el que confía, le quiere causar dolor. Este es un mensaje "para volverse loco", porque es muy extraño para el entendimiento intuitivo de los niños sobre cómo debe ser el amor.

Finalmente todos estos métodos hacen que se pierdan las mejores oportunidades para aprender. Hacen que los niños tengan fantasías de venganza lo que los distrae de enfocarse en la situación real que tienen a la mano. Las verdaderas alternativas a los castigos son aquellas que ayudan al niño a aprender y crecer de una forma sana. 


Aquí hay veintidós alternativas que dan mensajes positivos y amorosos:

1. Prevenir la conducta no deseada cumpliendo las necesidades de los niños cuando sean expresadas. Con sus necesidades satisfechas, el niño está libre de moverse a la siguiente etapa de aprendizaje.

2. Proveer un ambiente seguro y adecuado para los niños. No tiene caso tener tus cosas preciadas al alcance de un bebé o niño pequeño, cuando simplemente se pueden poner fuera de su alcance hasta que el niño esté lo suficientemente mayor para manejarlas cuidadosamente.

3. Aplicar la Regla de Oro. "Piensa cómo te gustaría ser tratado si estuvieras en las mismas circunstancias de tu niño". La naturaleza humana es la naturaleza humana, no importa la edad.

4. Muestra empatía por los sentimientos del niño, aún si la conducta del niño parece ilógica, los sentimientos y necesidades subyacentes son reales para él. Declaraciones como "te ves muy triste" es una buena forma de mostrar que estás del lado del niño.

5. Valida los sentimientos del niño para que él sepa que tu entiendes y que te importa, y que nunca será rechazado por tener ningún sentimiento en particular. Por ejemplo, "Eso me asustaba a mi también cuando yo era niño".

6. Cumple la necesidad subyacente que lleva a la conducta. Si castigamos la conducta externa, la necesidad no satisfecha continuará surgiendo en otras maneras hasta que esté finalmente cumplida. Preguntas como "¿Estas enojado porque hoy he estado mucho tiempo en el teléfono? ¿Te gustaría que fuéramos a caminar juntos?" pueden ayudar al niño a sentirse amado y entendido.

7. Cuando sea posible, encuentra una solución "ganar-ganar" en la que se cumplan las necesidades de todos. Para aprender herramientas de resolución de conflictos, considera tomar un curso de Comunicación no Violenta.

8. Asegúrale a tu hijo que es amado y apreciado. Las llamadas "malas" conductas frecuentemente son intentos de expresar su necesidad de amor y atención, en la mejor forma que ellos lo pueden manejar en el momento. Si él pudiera expresar su necesidad en una forma más madura, lo haría.

9. Distraerlo de la situación que se ha vuelto demasiado estresante para resolver en el momento: "Tomemos un descanso. ¿Qué otra cosa te gustaría hacer"?.

10. Asegúrate de que tú y tu niño han consumido alimentos nutritivos durante el día para que los niveles de glucosa se mantengan altos. Bocadillos pequeños y frecuentes es lo mejor.

11. ¡Respira! Cuando estamos estresados, necesitamos más oxigeno, pero tendemos a hacer respiraciones cortas. Aún unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a calmarnos y pensar más claramente.


12. Nosotros no esperamos que un carro funcione a menos que tenga gasolina, no debemos esperar que un niño funcione lo mejor que el puede si su "tanque emocional" se está agotando. Dale las tres cosas que llenan el tanque emocional de los niños: contacto ocular, contacto gentil y atención individual.

13. El té de manzanilla es muy relajante para niños y adultos. Si la Mamá que amamanta lo toma una hora antes de ir a dormir, puede ayudar a calmar al bebé. A los niños grandes les puede gustar el té de manzanilla helado o las paletas.

14. Toma un tiempo fuera – con tu niño. Un cambio de escenario aún si es sólo un poco de tiempo afuera, puede hacer la diferencia para ambos, padres y niños.

15. Toma una "Tarjeta de Crianza" para que te dé inspiración y aliento o crea tus propias tarjetas recordatorias.

16. Ofrece un masaje. Un masaje a la hora de dormir puede ayudar al niño a dormir más profundamente, lo que le ayuda a recuperarse y a tener energía para el siguiente día.

17. Dale elecciones. Los niños necesitan sentir que tienen voz. Ofrecer elecciones, aún si a ti no te parecen importantes ("¿Cuál taza quieres, la azul o la roja?") Esto les ayudará a los niños a sentir que pueden decidir sobre su vida, especialmente si han tenido que lidiar con cambios recientes.

18. Intenta susurrar. Cuando la tensión es alta, susurrar puede ayudar al niño a poner atención y también ayuda a calmar al padre.

19. Dale tiempo al niño. Frases como "Dime cuando estés listo para compartir tu juguete/ subirte al asiento de seguridad/ ponerte tu abrigo" darán al niño la sensación de autonomía y harán que sea más fácil para ellos cooperar.


20. Date tiempo. Cuenta hasta 10 (en silencio). Algunas veces necesitamos un poco de tiempo para pensar las cosas más claramente y verlas más objetivamente. 

21. Recuerda que los niños crean imágenes de nuestras palabras: "ve más despacio" es más efectivo que "NO corras". La primera frase crea una imagen de ir más despacio, mientras que la segunda crea una imagen de alguien corriendo (la palabra "no" es demasiado abstracta como para superar la más concreta y convincente imagen de correr). Igualmente, una petición específica es más efectiva que una general: "Por favor deja el vaso" en lugar de "TENGA cuidado".

22. Pregúntate a ti mismo "¿Cuando me acuerde de esto me reiré?" Si es el caso ¿Por qué no reírse ahora? Crea un recuerdo que te gustaría tener cuando te acuerdes de ese día.



De esta forma, nosotros podemos lograr la cooperación genuina que buscamos en estos momentos. Pero nuestra más grande recompensa será para toda la vida, ¡un vínculo amoroso y confianza mutua con tu hijo!

por Jan Hunt

Traducido por Marcela Araiza
  
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