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lunes, 5 de diciembre de 2016

Estimulando el lenguaje en niños


Cuando en la familia existe un ambiente estimulante y educativo que favorece el desarrollo lingüístico del niño estamos contribuyendo a proporcionarle un instrumento que le facilitará la adaptación social y su desarrollo personal.
En general, todos los niños requieren cierto grado de estimulación dentro del hogar para que el aprendizaje del lenguaje se realice.
Todos hemos observado en algún momento cómo disfrutan los niños imitando o copiando ademanes, expresiones y acciones, normalmente de sus padres o educadores, convirtiéndose éstos en sus modelos favoritos.
En el caso del lenguaje, la imitación produce un doble efecto positivo en el niño. Por un lado se oye hablar a sí mismo, lo cual lo ayuda a controlar sus emisiones y, por otro, escucha al adulto, que lo motiva a ajustar las palabras a un modelo que le permitirá corregir y mejorar su lenguaje poco a poco. De aquí la conveniencia de hablar con los niños con claridad, sin ceder demasiadas veces a la tentación de imitarlos, ya que si los pequeños escuchan continuamente un modelo erróneo igual al que ellos producen puede retrasarse la adquisición de un lenguaje correcto.
Ocurre lo mismo si tomamos sus defectos como una gracia, pues vamos a favorecer la tendencia en el niño o niña a repetirlo igual y a reforzarle de este modo una pronunciación defectuosa.
No es conveniente tampoco el uso continuado de diminutivos, el niño de corta edad tiende a omitir la primera parte de la palabra, por lo que puede llegar a hablar con una serie de “itos” que evidentemente dificultarán la comunicación. Las designaciones abreviadas y las onomatopeyas (guau – guau por perro) utilizadas como medio de nombrar objetos producen el mismo efecto, además de entorpecer el aprendizaje correcto de las palabras.




Escuchar y dejar hablar.
En el mundo acelerado y lleno de prisas en que vivimos resulta a veces difícil encontrar un rato para escuchar a nuestro hijo (a) y que nos cuente sus cosas. Este tiempo de dedicación es fundamental si queremos que el niño (a) utilice y desarrolle el lenguaje correctamente.

El niño no aprende sólo oyendo, necesita practicar y para ello tiene que establecer una interacción con el adulto. El cuento, la narración, el juego, la observación de escenas y dibujos, las visitas al zoológico, al aeropuerto, a una estación de tren son medios que se pueden y deben aprovechar, entre otros muchos, para propiciar la conversación. 


Fomentar un clima de afecto y seguridad:

El niño (a) necesita un equilibrio emocional para adaptar su conducta al medio en que se desarrolla. Sentirse querido y comprendido le proporcionará seguridad en sí mismo y el establecimiento de una disciplina justa, coherente y adecuada le será muy útil como guía y norma de su conducta. Si, además, se procuran evitar las causas que son capaces de originar frustraciones e inhibiciones en el niño (demasiada exigencia, censurar de forma habitual sus actuaciones y trabajos…), estaremos favoreciendo su progreso verbal.


Favorecer la fluidez verbal:

En el niño el lenguaje es un producto de su interrelación con los demás. Por tanto, el pequeño hablará cuando tenga necesidad de hacerlo y los padres pueden aprovechar y crear situaciones que lo favorezcan.

Posteriormente, es interesante favorecer con actividades diversas la fluidez en la expresión y la soltura en el habla.

La estimulación es fundamental desde edades muy tempranas.


En los dos primeros años: mover juguetes musicales, sonajeros, campanas cerca del niño para que comience a buscar la fuente sonora y relacione el ruido con el movimiento; hablarle desde diferentes lugares y posiciones; susurrarle al oído; cantarle canciones infantiles; variar el tono de voz atendiendo a situaciones concretas de alegría, decepción, enfado o sorpresa; nombrarle los objetos mientras se los señalamos; proporcionarle objetos sonoros que produzcan diferentes ruidos para que los hagan sonar; hacer onomatopeyas (cascos de un caballo, mugidos, ruidos de trenes, sirenas …); enseñarle las ilustraciones de los libros de cuentos y nombrarle los objetos que aparecen; hablarle de todo lo que lo rodea; y ponerle música variada y de diferentes ritmos.


De los dos a los cuatro años: describirle las acciones que realiza el protagonista en los cuentos; descubrir los sonidos al niño (rasgar, arrugar y cortar una hoja de papel, llenar con diversos materiales cada vez y apreciar las diferencias sonoras en un frasco de cristal, golpear sobre distintos objetos los cubiertos de cocina…); y emitir onomatopeyas para que el niño las identifique; seguir instrucciones verbales (cierra los ojos, levántate, lávate las manos).


De los cuatro a los seis años: entender cuentos leídos en voz alta, respondiendo a preguntas sencillas. Los cuentos aumentarán progresivamente en longitud y dificultad. Con los más pequeños se puede comenzar utilizando frases sencillas “El perro corría en el parque” ¿Qué hacía el perro? o “Pablo se comió dos bollos de pan” ¿Cuántos bollos de pan se comió Pablo?; identificar frases sin sentido y explicar por qué no lo tienen (el gato ladra), (el oso vuela) o (las hormigas hablan); resolver adivinanzas sencillas (¿qué tiene cuatro patas pero no puede caminar?); identificar sonidos producidos por el cuerpo (palmas, chasquidos con la lengua, saltos y otros) y del medio (puerta al abrirse y cerrarse, tubo con agua corriendo…); y nombrar objetos según una característica dada (que sea azul), (que tenga ruedas), o (que sea grande).


Estimular mediante canciones y cuentos


En mayor o menor medida, todos los padres y madres de forma natural y espontánea cantan canciones y cuentan cuentos a sus niños (as), sobre todo por el placer que reporta ese tiempo mágico de conexión y comunicación con los hijos.

Alexia Alfaro
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viernes, 2 de diciembre de 2016

¡Ya es navidad! ¿Y ahora qué? ¿Y los niños qué?

HAGAMOS UN CALENDARIO NAVIDEÑO CON LOS CHICOS


El calendario navideño es una excelente herramienta para bajar el nivel de ansiedad de los niños en Navidad y nos brinda espacios para compartir en familia.

Es fundamental crear y mantener un ambiente relajado en casa, hablar en voz baja, no andar corriendo de un lado para otro, planificar las actividades y una excelente idea es utilizar el calendario Navideño del 1 al 15 de diciembre. Puede ser en forma de arbolito, o en la forma creativa que podamos imaginar.

En las noches se recomienda, leerles un cuento antes de dormir, hacer un masaje relajante, usar música clásica o instrumental durante el masaje.

Los padres debemos estar más tolerantes (pues los adultos también estamos más estresados), con regalos, preparativos de cenas, actividades y/o compras, además de exceso de presas (tráfico) por todos lados.

El calendario es una forma o estrategia que ayudará a los niños a vivir la Navidad de una manera diferente, más tranquilos, felices y unidos. Se muestran algunas actividades que cada familia puede variar a su gusto. Los niños irán descubriendo una a una cada día actividad según la fecha.

La idea es descubrir lo que haremos cada día, eso les causa mucha alegría e ilusión. Como es sorpresa, los padres tendrán más tiempo de organizar sus actividades o de variarlas si es necesario. Los niños se concentran tanto en esta etapa que la ansiedad se disminuye notablemente, además se forman huellas imborrables con los hijos, esos son los regalos que permanecen para siempre en nuestras mentes y corazones.

Ejemplo: Día 1 decorar el árbol/ día 2 poner el pasito/ día 3 pintar papel de regalo y así hasta llegar al día 25.



FELIZ NAVIDAD LES DESEAN, Alexia y Natalia



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lunes, 28 de noviembre de 2016

La importancia de las rutinas


Las rutinas hacen parte de un principio de organización mental de esquemas que permiten que el niño entienda y aprenda que existe un momento y un espacio para cumplir determinada conducta, como por ejemplo comer, dormir, bañarse o lavarse los dientes.







Es en los primeros años de vida donde se tiene mayor receptividad y se da un aprendizaje duradero, por esto la importancia de enseñarles a través de actos repetitivos y constantes. “Mediante las rutinas interiorizan tareas elementales y también complejas. Aprenden a guardar sus juguetes después de haberse divertido con ellos, a tocar instrumentos, a practicar deportes e incluso a predecir lo que va a suceder luego de determinada situación, es decir, a relacionar una acción con su consecuencia”.
En otras palabras, las rutinas son una forma de enseñarle a un niño, joven y más adelante adulto, cuáles son sus derechos y sus deberes, a respetar los límites, a contar con la seguridad necesaria para obtener de manera responsable lo que desea, a ser disciplinado, organizado y a vivir sanamente en una sociedad. Lo importante, es hacer de todas las rutinas (de alimentación, descanso, higiene, juego y tareas propias de la vida escolar) rituales amorosos y divertidos y no obligaciones impuestas. Todas necesitan ser ejemplares y coherentes, todas deben llevarse a cabo con la misma constancia e intensidad para que puedan ser interiorizadas exitosamente. Podemos tener rutinas para la mañana (antes de ir a clases), para las tardes, o para la hora de dormir, por separado.

¿Querés ver ejemplos? ---> http://bit.ly/2dMg0p7
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martes, 22 de noviembre de 2016

La tecnología y los niños



La tecnología no es nuestro enemigo, pero el uso en los niños debe ser regulado.

Desde el punto de vista de la neurociencia, todavía no comprendemos en su totalidad el impacto que las nuevas tecnologías, las que han aparecido en los últimos años, pueden tener en el cerebro de los niños. Sin embargo, las evidencias que estamos obteniendo hasta la fecha son contundentes. Por el momento sabemos que un mayor tiempo de exposición a estos dispositivos (tablets, smartphones, videojuegos y TV) está relacionado con mayores índices de miopía, déficit de atención, obesidad y depresión infantil. Según los datos la exposición temprana o prolongada a estos dispositivos puede afectar la maduración de distintas estructuras y funciones del cerebro en desarrollo.


Equilibrio es la parte fundamental.

Simplifiquemos la vida de los niños, menos cosas, más tiempo, más juegos creativos.Se estima que cada niño tiene alrededor de 150 juguetes por niño, el exceso de cosas no permite vivir la verdadera infancia.Un estudio realizado en la Universidad de Texas ha desvelado que cuando los niños juegan deportes bien estructurados se convierten en adultos menos creativos, en comparación con los pequeños que han tenido mucho tiempo libre para jugar.


Juegos libres que permitan la construcción mental y explotar la creatividad de los niños. Volvamos a la simplicidad.


  • Los bebés de 0 a 2 años NO deben tener contacto alguno con la tecnología
  • Los de 3 a 5 años, debe ser restringido a una hora al día
  • De 6 a 18 años la restricción debería ser a 2 horas al día máximo

La realidad es que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y negar su existencia puede ser tan dañino como no regular la exposición de nuestros hijos a ellas. La tecnología es una herramienta que tiene como fin facilitarnos la vida y también ayudarnos a disfrutarla. Ese es precisamente el sentido que podemos transmitir a nuestros hijos.


Tiempo y edades


Entre los 0 y 2 años el cerebro de los niños triplica su tamaño y continúa creciendo hasta los 21 años. Estimular a un cerebro en desarrollo y sobre exponerlo a la tecnología ha sido asociado con déficit de atención, déficit en la función ejecutiva (que se refiere a la capacidad para administrar el tiempo y poder darle seguimiento a más de una cosa a la vez), retraso cognitivo, problemas de aprendizaje, aumento en la impulsividad y baja habilidad de auto controlarse.
Fuente: Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría.

¿Y el televisor? Durante los primeros años de vida el cerebro del niño debe comenzar a dominar su concentración. A los pocos meses de edad sólo es capaz de fijar la atención en objetos que se mueven, tiene luces o hacen ruidos como por ejemplo, un sonajero o su madre que se asoma a la cuna. Poco a poco comienza a fijarse en objetos inertes como su muñeco favorito. A medida que se va haciendo mayor es capaz de tener un mayor autocontrol, hasta el punto de ser capaz de concentrarse incluso en aquellas cosas que le resultan menos interesantes como un docente que no es demasiado ameno o un libro que tenga que estudiar.

Mientras el niño va teniendo un dominio cada vez mayor de su atención la parte frontal de su cerebro se va desarrollando permitiéndole también ser más resistente ante otras frustraciones de la vida; toda una garantía de felicidad.

El principio que hace que la mayoría de videojuegos, apps y programas de televisión pensadas para niños sean tan divertidas y entretenidas es que no exigen ese nivel de concentración del niño, sino que precisamente retroceden a su primera infancia y atrapan su atención con movimiento, imágenes y sonidos al igual que lo hacía el sonajero.

En ese sentido lo que a muchos padres les puede parecer ayudar a sus hijos a evolucionar hacia una atención más rápida y mejores reflejos solo significa una involución que provoca dificultades de concentración y no favorece la capacidad de tolerar la frustración, posiblemente la piedra angular más importante sobre la que reside la inteligencia y la felicidad.

Es fundamental el uso de las rutinas y la regulación en el uso de pantallas (de acuerdo a la edad del niño o niña).


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viernes, 4 de noviembre de 2016

Alternativas al Castigo


Muchos padres utilizan el castigo físico por falta de conocimiento y/o recursos para enfrentar con éxito los desafíos de crianza de sus hijos e hijas. Las investigaciones son claras y contundentes en los efectos nocivos de los castigos físicos y verbales, tales como: gritar, pegar o violentar a los niños de alguna forma.

Es común escuchar la pregunta ¿qué hacer? Y la respuesta por lo general es usar consecuencias que realmente son “castigos disfrazados”, enviando el mismo mensaje (hacer sentir mal al niño o joven por su falta o error), lo cual no hará que mejore la conducta a largo plazo. Ya que el error no es visto como una oportunidad de crecimiento o de aprendizaje, sino como una situación para “castigar”.


Veamos algunas alternativas para el castigo, centradas en Disciplina Positiva, que buscan enviar un mensaje de AMOR y RESPETO.
  • Usar la regla de oro “tratar a mis hijos, como me gustaría ser tratado”. Anticipar la conducta inadecuada.
  • Mantener un ambiente de seguridad, respeto y firmeza para los niños en el hogar.
  • Validar los sentimientos de los niños y jóvenes, hacer conexión antes de corrección.
  • El tiempo de enfriamiento es muy útil, en especial para los adultos. Debemos aprender a tener AUTOCONTROL, para enfrentar con certeza nuestras emociones.
  • Entre más alta sea la voz de su hijo, más baja debe ser su voz, eso reducirá la tensión.
  • Asegúrese que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.
  • Cuando se plantea una lucha de poder y el adulto gana, el niño pierde, pero eso no le hace mejorar, simplemente le desanima. No se trata de ganarles a los niños, sino de ganarse a los niños.
  • Formular preguntas del tipo "qué" y "cómo". Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?
  • Establecer rutinas con los niños. Si conjuntamente con el niño se establecen los pasos de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) el niño tendrá más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas ya que ha participado en su diseño. Ver ejemplos de rutinas en: bit.ly/2dMg0p7
  • Ofrecer opciones limitadas. Cuando proponemos opciones (por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de desayunar?) damos al niño la libertad de elegir, lo que le motivará a actuar.
  • Crear una rueda de opciones. A la hora de encontrar soluciones a los problemas se le pueden ofrecer diferentes opciones y que el elija.
  • Distraer y/o reorientar: En vez de prohibirles hacer algo es preferible decirles u orientarles sobre lo que pueden hacer.
  • Abrazarle. Esto puede por sí solo cambiar la actitud tanto del padre como del hijo. Dedicarle tiempo. Dedicar todos los días unos minutos extra hace que los niños se sientan aceptados e importantes y les permite compartir experiencias y sentimientos. De 2 a 6 años: 10 minutos al día/ 7 a 12 años: 30 minutos por semana/ 13 años en adelante: una vez al mes hacer algo juntos. La cita debe ser fija.
  • Validar los sentimientos del niño para que él sepa que entiendes y que te importa, y que nunca será rechazado por tener ningún sentimiento en particular. Por ejemplo, “Eso me asustaba a mí también cuando yo era niño”.
  • ¡Respira! Cuando estamos estresados, necesitamos más oxígeno, pero tendemos a hacer respiraciones cortas. Aún unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a calmarnos y pensar más claramente.
  • Hablar menos y actuar más. Que sus actos hablen por sus palabras. Iremos al parque hasta que los juguetes estén recogidos.
  • Involucrar a los niños en la solución de conflictos. Les ayudará con su sentido de pertenencia.
    Todas estas alternativas le ayudarán a enfrentar con éxito los desafíos de crianza de nuestros hijos de una forma firme y respetuosa para ambos. La Disciplina Positiva es educación, entendimiento, motivación y comunicación, no castigos. A los niños y jóvenes se les trata con dignidad y respeto.








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    lunes, 24 de octubre de 2016

    Los GRITOS, castigos o premios NO EDUCAN.

    El arte de educar SIN VIOLENCIA, mediante la Disciplina Positiva es posible.


    La disciplina positiva es un enfoque que se centra en ser firme y amable a la vez, se basa en el respeto mutuo bajo la premisa de tratar a tu hij@ como te gustaría ser tratado. No fomenta los premios, ni los castigos. No incluye el control excesivo, ni la permisividad.

    ¿Qué podemos hacer?-Permita al niño desarrollar percepciones de que es significante y aceptado. A través de las reuniones familiares y de clase se puede ayudar a los niños a que descubran sus capacidades y se valoren.

    -No responder a la provocación, dialogar con respeto sobre lo sucedido, elegir una solución consensuada, pedir ayuda si no se encuentra solución.

    La disciplina positiva permite a los padres desarrollar un mejor vínculo y relación con sus hijos, crea confianza, fomenta el respeto en las relaciones y refuerza y anima a los niños a colaborar con lo que se les pide. Asimismo permite en los niños, el desarrollo de habilidades importantes para la vida como lo son las de capacidad, amor propio, poder e influencia en la propia vida, habilidades interpersonales, intrapersonales, sistémicas y capacidad de juicio.


    Es fundamental que los padres apliquemos la REGLA DE ORO.
    Piensa cómo te gustaría ser tratado si estuvieras en las mismas circunstancias de tu hijo.



    La Disciplina Positiva es educación, entendimiento, motivación y comunicación, no castigos. Los principios de Disciplina Positiva ayudan a crear una relación de amor y respeto con los hijos y ayudan a vivir y solucionar problemas de manera conjunta.




    Dentro de sus bases están:


    • Los niñ@s que se portan mal son niñ@s desanimados. En muchos casos el mal comportamiento se debe a que el niño no se considera aceptado ni importante. Los castigos aplicados por los adultos le humillan y provocan más desaliento y, como consecuencia, mal comportamiento en el futuro.
    • Los niños hacen las cosas mejor cuando se sienten mejor. No tiene sentido pensar que para que un niño se porte mejor primero hemos de hacer que con el castigo se sienta peor.
    • Los errores son grandes oportunidades para aprender. Hay que ver el error o el mal comportamiento como una manera de aprender para la próxima vez.
    • Trabaja para mejorar, no para alcanzar la perfección. En lugar de castigar por los errores es mejor centrarse en los pequeños avances y animar así al niñ@
    • Utiliza la firmeza y la amabilidad a la vez. No se trata tampoco de ser demasiado permisivos con los niños, sino que hay que ser amables y firmes a la vez (“Te quiero y la respuesta es no”).

    Algunos tips:

    • Asegúrese que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.
    • No hagas cosas por los niños que puedan hacer solos. Así les ayudará a ser más capaces.
    • Formular preguntas del tipo “qué” y “cómo”. Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?Implicar a los niños en las soluciones. Así el niño aprenderá a solucionar problemas y se animará a participar en las soluciones diseñadas.


    Los pasos a seguir ante un conflicto serían:
    • Establecer rutinas con los niños. Si conjuntamente con el niño se establecen los pasos de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) el niño tendrá más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas ya que ha participado en su diseño.
    • Ofrecer opciones limitadas. Cuando proponemos opciones (por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de desayunar?) damos al niño la libertad de elegir, lo que le motivará a actuar.
    • Dedicarle tiempo. Dedicar todos los días unos minutos extra hace que los niños se sientan aceptados e importantes y les permite compartir experiencias y sentimientos.
    • ¡Respira! Cuando estamos estresados, necesitamos más oxígeno, pero tendemos a hacer respiraciones cortas. Aún unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a calmarnos y pensar más claramente.



    La disciplina no es sinónimo de castigo, el verdadero significado de la disciplina es el de educar.
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    martes, 4 de octubre de 2016

    SÍ al tiempo dentro, NO al tiempo fuera.




    Los niños necesitan apoyo y contención para aprender a gestionar sus emociones: respeto, respeto y más respeto.

    El tiempo fuera proviene del movimiento conductista y según investigaciones el “Tiempo Fuera” es una forma de disciplinar emocionalmente perjudicial. De hecho la Asociación Nacional para la Educación en la Infancia (National Association for the Education of Young Children) incluye el uso del tiempo fuera en una lista de medidas disciplinarias perjudiciales, junto con el castigo físico, criticar, culpar y avergonzar.

    No es recomendable aislar a los niños para enseñarles a comportarse bien. Es todo lo contrario; validando y acompañando sus sentimientos vamos a formar personas sanas y seguras en nuestra sociedad.

    Los niños necesitan aprender a gestionar sus emociones en compañía del adulto (padres o cuidadores), ya que todos los niños pasan por periodos críticos, donde tienen disrupciones del comportamiento (explosiones emocionales, conocidas como berrinches o pataletas). El cerebro del niño aún se encuentra inmaduro, sus estructuras cerebrales de la regulación emocional están en pleno desarrollo. Los niños se encuentran desregulados o desbordados y ocupan cercanía (tiempo dentro) y no tiempo fuera (aislarse) o silla de pensar.

    Los avances en neurociencia han mostrado el funcionamiento del cerebro, donde los niños no están en capacidad de autorregularse, razón por la cual es fundamental que el adulto (regulado) debe contener y gestionar sus emociones (no ignorarlas). Los niños no necesitan adultos que los ignoren, castiguen o aíslen. Necesitan adultos que los apoyen en sus momentos difíciles y les muestren estrategias de autorregulación, tales como: respirar, saltar, tomar agua, recibir un abrazo, escuchar música, entre otros.

    El castigo y los actos violentos SÍ les enseñan a los hijos, les enseñan que el más fuerte puede abusar del más débil y que en el nombre del amor puedo lastimar a otros. El castigo enseña, pero no educa.

    Es fundamental que en los momentos de estrés del niño (berrinche o pataleta), tengamos autocontrol los adultos, sintonía para entender que le sucede al niño, verbalizar la emoción: veo que estás enojado, triste, molesto. Empatizar y ayudar con la regulación emocional. Luego se puede hacer reflexión del momento difícil, pero hasta que el niño tenga control o conexión. Un niño en crisis, lo menos que ocupa es un adulto igual (que tenga un berrinche más grande que el del niño). Los niños deben saber que sus sentimientos les importan a sus padres, docentes o cuidadores.

    Detrás de todo comportamiento inadecuado, hay un niño buscando pertenecer. No se trata de que una estrategia funcione o no, se trata de si es respetuosa o no.

    Beneficios del tiempo dentro: empatía, conexión, validación de sentimientos, lazos para siempre, seguridad, respeto.


    “El apego seguro se consolida, cuando la reacción del adulto es paciente y mesurada en los momentos más difíciles de sus hijos”. Álvaro Pallamares.
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