La amistad tiene un papel fundamental a lo largo
de nuestra vida, y es motivo de alegrías y de tristezas.
Un estudio reciente de la Universidad de Harvard, señala que pasar tiempo de calidad con la familia y los
amigos es el único camino hacia la felicidad. Hacerlo es relacionarse
de manera emocional y social con otra gente, y eso repercute de manera directa
en la salud mental. También aporta las competencias necesarias a la hora de
enfrentarse al día a día.
Durante la infancia, los niños aprenden a
desarrollarse como seres humanos libres y competentes. “Es en este espacio
donde se puede fomentar el respeto a uno mismo y a las personas con las que
pasamos tiempo, convivimos y nos relacionamos.
“La amistad
es uno de los aspectos más importantes en la vida; en la infancia el niño
genera habilidades de gran valor, su comportamiento, solidaridad y respeto
generalmente se fortalece con la amistad. Respetar y aceptar la
personalidad y las costumbres de los demás, así como solidarizarse acerca
del dolor o el sufrimiento son algunas de las cualidades que se aprenden
al tener amigos”, dijo la orientadora Dorelys Cortes.
Los niños aprenden a valorar la amistad desde muy
pequeños, ya que poco a poco se van dando cuenta lo que significa tener un buen
amigo y, por lo tanto, ser un buen amigo. En esta etapa de la vida los niños
suelen ser muy volátiles, un día tienen un mejor amigo y al día siguiente se
enfadan con él, todo es parte de un proceso de aprendizaje.
Beneficios
de la amistad en la infancia
- Seguir normas, también pueden imponerlas y formar parte del grupo.
- Aprenden a relacionarse. Los niños desarrollan habilidades sociales y de comunicación con los demás.
- Aprenden a negociar.
- Manejan valores complejos como la justicia, poco a poco se van dando cuenta de lo que es y deja de ser justo con los demás.
- Resolución de problemas.
En este sentido,
la amistad tiene un papel pedagógico destacado, porque proporciona un contexto
diferente del de la familia y la escuela. “Se establece una relación entre
iguales con los que el niño experimenta, interactúa, compara, descubre... sin
adultos de por medio. Con todo, es necesario que el entorno familiar y escolar
les facilite herramientas y habilidades para gestionarlas”
Aun así, no es
este el único lugar en el que los niños pueden establecer vínculos. “Los
pequeños hacen amigos con más facilidad que los adultos en cualquier lugar en
el que interactúan. Sin embargo, en las escuelas se fortalecen estos lazos,
tanto en las horas lectivas como en el tiempo de recreo.
En el recreo un gran lugar de aprendizaje.
Una de las
autoras del estudio Una
pedagogía de la amistad, Caron Carter,
asegura que los niños establecen relaciones de amistad a través del juego. Los
pequeños comienzan a establecer relaciones con sus semejantes, con el mundo,
consigo mismos... Cuando son menores, por lo general, están más inmersos en sí
mismos, aunque interaccionen con otros niños, pero a partir de los 4 o 5 años
comienzan a hacerlo de manera diferente, y surgen las primeras uniones”.
Con las amistades
infantiles, se ponen en práctica las primeras habilidades sociales. “Jugar
implica comunicarse, cooperar y resolver problemas. Los niños aprenden a
controlar sus emociones y a tener en cuenta las de los otros. Estas actividades
también los preparan para negociar y enfrentarse a situaciones diversas”. “El
juego les enseña a respetar los turnos, a trabajar en equipo y a ser
tolerantes”, el juego debe regirse por las reglas de los niños y no
de los adultos, para que los menores asuman riesgos y desafíos.
Las peleas entre niños importan
En ocasiones los
adultos restan importancia a las relaciones de amistad entre los niños, y no
son capaces de imaginar el efecto emocional que una pelea supone para ellos.
“Normalmente, pensamos que son tonterías, pero para ellos son un problema. Y
eso se percibe en el aula; si están pensando en la pelea que han tenido,
estarán preocupados y no podrán concentrarse”. La clave está en darles la
oportunidad de contar cómo se sienten en todo momento.
Recordemos que el
aula debes ser un lugar donde los niños se sientan protegidos y se viva el
respeto entre iguale (respeto mutuo).
Los mayores
problemas de rendimiento los generan los problemas emocionales. Si el niño está
mal, no tendrá capacidad para concentrarse, ni motivarse, y mucho menos
integrar la información que de otra forma quizá incluso le interesaría”. El
cerebro del niño necesita por tanto caudales de amistad.
Con el tiempo los niños
eligen sus amistades según su personalidad; hay niños que eligen a sus amigos
si les complementan, por ejemplo, cuando un niño inquieto busca al niño más
tranquilo de la clase, o, por lo contrario, cuando escogen a sus amigos si
comparten gustos o si sienten una mayor afinidad con ellos.