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miércoles, 25 de enero de 2017

Temor a la entrada a clases.


Hablar de fobia nos recuerda de inmediato a la palabra y el concepto de “miedo y/o temor”, o a un trastorno de ansiedad. El miedo surge cuando nos sentimos en peligro, sea real o no. La gran mayoría de niños sienten “temores” leves pasajeros y asociados a determinadas edades; que evolutivamente van superando en sus etapas de crecimiento.





Cuando los niños van por primera vez a la escuela, cambian de centro educativo, inician un nuevo año escolar o enfrentan etapas de transición, presentan niveles de ansiedad y temor que son normales. La mayoría de ellos suele superarlos con sus propios recursos. Sin embargo, en algunos casos la ansiedad llega a ser tan intensa y constante que le impide al niño asistir a clases.








Los factores que desencadenan la negativa de ir a la escuela pueden ser diversos.

Las características más frecuentes suelen ser:

- Negarse a ir a la escuela, escaparse de ella. 
- Quejas de dolores y enfermedades.  
- Conducta negativa.  
- Algunos llegan al pánico (lloran, gritan, se agarran de sus
padres).
- Aumento de ansiedad, tensión muscular, taquicardia, mareos,
malestar estomacal, vómitos, dolores de cabezas, trastornos de la
alimentación y/o del sueño, diarrea.
- Pensamientos negativos, miedo a ser ridiculizado.


RECOMENDACIONES:

Es conveniente asistir diariamente a la escuela, ya que el problema mejorará en forma notable en una o dos semanas.

En cambio, si el niño no asiste  a la escuela, los síntomas físicos y el deseo de quedarse en casa serás cada vez más frecuente. Cuanto más tiempo pase su hijo en casa, resultará  más difícil volver a la escuela. Podrían estar en juego la vida social y la educación futura del niño.

En cuanto a las tareas de prevención, los niños de edad preescolar se pueden beneficiar de experiencia estructuradas con otros adultos. Los padres pueden ayudar a los niños a separarse de las personas que los cuidan de varias maneras.  

Cuando el niño se asusta mucho al separarse de los padres, la mejor estrategia es informarle, calmadamente, que el padre/madre regresará y que el niño tiene que quedarse. En ese momento él/ella debe irse rápido. Usualmente los niños tienen más dificultad si los padres toman mucho tiempo al despedirse, se enojan, esperan a que el niño se calme o intentan razonar con el niño. Una separación firme y amable es mejor tanto para los padres como para el niño.

Son muchos niños sufren de ansiedad de separación al alejarse de sus padres, especialmente esto es muy común en niños en edad pre-escolar. Una idea para ayudar a sus pequeños a aliviar esta ansiedad es la de crear junto con ellos un collar en donde pegaran fotos de lo que sus pequeños más extrañan al encontrarse lejos de sus padres. Este collar será de apoyo para acompañarlos durante el día.  

La mejor terapia de la fobia escolar es ir diariamente a clases. Los temores se superan enfrentándolos cuanto antes. La asistencia diaria a la escuela hará que casi todos los síntomas físicos del niño mejoren. Los síntomas se volverán menos intensos y se presentarán con menor frecuencia y con el tiempo, el niño volverá a disfrutar de la escuela.

Algunas veces un niño puede llorar y gritar, negándose absolutamente a ir a la escuela. En ese caso, después de hablar con él sobre sus temores, se le debe llevar. Uno de los padres podría ser mejor que el otro en hacer cumplir esto. Incluso en algunas ocasiones, un pariente puede encargarse del asunto durante algún tiempo.

Los padres y la escuela necesitan trabajar  unidos para identificar qué está causando o manteniendo esta conducta y desarrollar un plan comprensivo de intervención.



La clave del éxito es la pronta intervención; mientras más tiempo permanezca esta conducta, más difícil será de erradicar.

Alexia y Natalia 


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