Muchos padres utilizan el castigo físico por falta de conocimiento y/o recursos para enfrentar con éxito los desafíos de crianza de sus hijos e hijas. Las investigaciones son claras y contundentes en los efectos nocivos de los castigos físicos y verbales, tales como: gritar, pegar o violentar a los niños de alguna forma.
Es común escuchar la pregunta ¿qué hacer? Y la respuesta por lo general es usar consecuencias que realmente son “castigos disfrazados”, enviando el mismo mensaje (hacer sentir mal al niño o joven por su falta o error), lo cual no hará que mejore la conducta a largo plazo. Ya que el error no es visto como una oportunidad de crecimiento o de aprendizaje, sino como una situación para “castigar”.
Es común escuchar la pregunta ¿qué hacer? Y la respuesta por lo general es usar consecuencias que realmente son “castigos disfrazados”, enviando el mismo mensaje (hacer sentir mal al niño o joven por su falta o error), lo cual no hará que mejore la conducta a largo plazo. Ya que el error no es visto como una oportunidad de crecimiento o de aprendizaje, sino como una situación para “castigar”.
Veamos algunas alternativas para el castigo, centradas en Disciplina Positiva, que buscan enviar un mensaje de AMOR y RESPETO.
- Usar la regla de oro “tratar a mis hijos, como me gustaría ser tratado”. Anticipar la conducta inadecuada.
- Mantener un ambiente de seguridad, respeto y firmeza para los niños en el hogar.
- Validar los sentimientos de los niños y jóvenes, hacer conexión antes de corrección.
- El tiempo de enfriamiento es muy útil, en especial para los adultos. Debemos aprender a tener AUTOCONTROL, para enfrentar con certeza nuestras emociones.
- Entre más alta sea la voz de su hijo, más baja debe ser su voz, eso reducirá la tensión.
- Asegúrese que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.
- Cuando se plantea una lucha de poder y el adulto gana, el niño pierde, pero eso no le hace mejorar, simplemente le desanima. No se trata de ganarles a los niños, sino de ganarse a los niños.
- Formular preguntas del tipo "qué" y "cómo". Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?
- Establecer rutinas con los niños. Si conjuntamente con el niño se establecen los pasos de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) el niño tendrá más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas ya que ha participado en su diseño. Ver ejemplos de rutinas en: bit.ly/2dMg0p7
- Ofrecer opciones limitadas. Cuando proponemos opciones (por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de desayunar?) damos al niño la libertad de elegir, lo que le motivará a actuar.
- Crear una rueda de opciones. A la hora de encontrar soluciones a los problemas se le pueden ofrecer diferentes opciones y que el elija.
- Distraer y/o reorientar: En vez de prohibirles hacer algo es preferible decirles u orientarles sobre lo que pueden hacer.
- Abrazarle. Esto puede por sí solo cambiar la actitud tanto del padre como del hijo. Dedicarle tiempo. Dedicar todos los días unos minutos extra hace que los niños se sientan aceptados e importantes y les permite compartir experiencias y sentimientos. De 2 a 6 años: 10 minutos al día/ 7 a 12 años: 30 minutos por semana/ 13 años en adelante: una vez al mes hacer algo juntos. La cita debe ser fija.
- Validar los sentimientos del niño para que él sepa que entiendes y que te importa, y que nunca será rechazado por tener ningún sentimiento en particular. Por ejemplo, “Eso me asustaba a mí también cuando yo era niño”.
- ¡Respira! Cuando estamos estresados, necesitamos más oxígeno, pero tendemos a hacer respiraciones cortas. Aún unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a calmarnos y pensar más claramente.
- Hablar menos y actuar más. Que sus actos hablen por sus palabras. Iremos al parque hasta que los juguetes estén recogidos.
- Involucrar a los niños en la solución de conflictos. Les ayudará con su sentido de pertenencia.
Todas estas alternativas le ayudarán a enfrentar con éxito los desafíos de crianza de nuestros hijos de una forma firme y respetuosa para ambos. La Disciplina Positiva es educación, entendimiento, motivación y comunicación, no castigos. A los niños y jóvenes se les trata con dignidad y respeto.
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